Tras el acuerdo entre senadores de la Nueva Mayoría y de la
Alianza –supervisados y orientados por el empresariado- en relación a la
reforma tributaria, y del que evidentemente el gobierno estaba al tanto en
detalle, queda de manifiesto que la impronta que Enrique Correa y Edgardo
Boeninger impusieron desde un principio a la Concertación se mantiene incólume.
Es decir, practicar la política del gato
por liebre a como dé lugar. Total, y a pesar, el pueblo elector los seguirá
reeligiendo saecula saeculorum. En
otra arista del tema, el PC reclama, sin que nadie le pregunte, que ellos no
fueron parte del acuerdo y por lo tanto son inocentes. No sabían nada del
asunto (“ni el vecino Pérez ni el vecino Pinto”), a pesar de que su secretario
general, Juan Andrés Lagos, es asesor del ministro del Interior y experto en
“prevenir escenarios políticos”. Curioso ¿Creería alguien, haciendo una
analogía mundialera, que Pelé o Maradona no saben la diferencia entre arco
rival y arco propio? A los tres puntos de la declaración oficial del PC no me
referiré. Da vergüenza.
sábado, julio 12, 2014
A confesión de partes, dos botones de muestra
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario