La noticia aparecida en El
Mostrador, dando a conocer que el ministro de Educación Nicolás Eyzaguirre
“metió el dedo en la llaga del arribismo en el sistema educacional”, etcétera,
etcétera, ha sido reproducida en Internet como si fuese la novedad del año,
aplausos de por medio para el Mesías. Al mismo tiempo, el ministro aparece en
la portada de La Segunda junto a su
hijo, al cual le dan dos páginas para mostrarlo como uno de los héroes juveniles
de la solidaridad con Valparaíso. El joven actor aprovecha la ocasión para mandarse
una frase para la galería: “ser rebeldes es tener pataletas, nosotros somos
críticos” ¿Casualidad tanta tribuna pública para posesionar desde distintos
ángulos la marca Eyzaguirre? ¿Pisará la Confech, la Aces y la Cones el palito,
como cuando lo pisaron en el pasado y el ministro Bulnes los desmovilizó?
Disculpen el chilenismo, pero tendrían que tener “del año que les pidan”, o pertenecer
a los mencheviques socialdemócratas de la Nueva Mayoría.
Nicolás Eyzaguirre, antes de ser nombrado públicamente ministro de Educación (la presidenta se lo comunicó con meses de anticipación), comenzó a trabajar su estrategia para engatusar al movimiento estudiantil: Ser juvenil, iconoclasta, mostrarse transgresor de lo políticamente correcto y realizar declaraciones en contra de las clases pudientes y siúticas a las cuales pertenece: la vodka izquierda. Dando, por supuesto, “señales” al movimiento social del “compromiso” que mantiene con sus demandas. Pamplinas, Eyzaguirre es un hombre del neoliberalismo –se ha enriquecido gracias a él- y un engranaje del “gatotigrismo” de la Nueva Mayoría. Pero para qué gastar más palabras, no se necesita ser de la CIA o de la KGB para darse cuenta del papel que se le ordenó cumplir al mentado Eyzaguirre. Lo demás, como dice un relator de fútbol, es puro descuento…
Nicolás Eyzaguirre, antes de ser nombrado públicamente ministro de Educación (la presidenta se lo comunicó con meses de anticipación), comenzó a trabajar su estrategia para engatusar al movimiento estudiantil: Ser juvenil, iconoclasta, mostrarse transgresor de lo políticamente correcto y realizar declaraciones en contra de las clases pudientes y siúticas a las cuales pertenece: la vodka izquierda. Dando, por supuesto, “señales” al movimiento social del “compromiso” que mantiene con sus demandas. Pamplinas, Eyzaguirre es un hombre del neoliberalismo –se ha enriquecido gracias a él- y un engranaje del “gatotigrismo” de la Nueva Mayoría. Pero para qué gastar más palabras, no se necesita ser de la CIA o de la KGB para darse cuenta del papel que se le ordenó cumplir al mentado Eyzaguirre. Lo demás, como dice un relator de fútbol, es puro descuento…
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