Uno de los mayores saqueos al
patrimonio económico de los trabajadores chilenos, realizado durante la
dictadura y validado por los gobiernos de la Concertación, fue la creación de
las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), que son instituciones
financieras privadas que se encargan de administrar los ahorros previsionales
de los trabajadores. Durante la dictadura, el economista José Piñera –hermano
del ex presidente Sebastián Piñera- impulsó la creación de las AFP como un
negocio fácil y sumamente lucrativo para los grupos empresariales, y más encima
sin que éstos tuvieran que arriesgar ni un solo peso de sus bolsillos en el
negocio. Para echar a andar la nueva pulpería tendrían a su disposición el
dinero que durante años los trabajadores habían ahorrado para su jubilación. Obviamente
los trabajadores nunca fueron consultados si estaban de acuerdo con que un
grupo de empresarios lucrara con sus ahorros, pagándose millonarios sueldos los
accionistas, gerentes y directores de las AFP mientras ellos recibían pensiones
miserables. Pues bien, este y no otro fue el origen ilegítimo de las famosas
AFP.
Los empresarios de las AFP
invierten en diferentes negocios y especulan en la bolsa con dinero ajeno,
logrando millonarias ganancias cuyos beneficios jamás llegan a las arcas de los
verdaderos dueños del capital; es decir, los trabajadores chilenos. Esta
situación es tan aberrante como si en un barrio el directorio de la Junta de
Vecinos, mediante el uso de las armas, como sucedió con las AFP, se auto designara
administrador de los sueldos de los vecinos del sector. El origen de las AFP es
completamente ilegítimo, se trata de piratería pura, y con eso basta y sobra
para acabar con ellas. Y ni pensar en una AFP estatal; no, las AFP deben ser
eliminadas tal como se eliminan las manzanas podridas.
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