(Editorial Catalonia). Crónica secreta de los crímenes en la FACH
contra Bachelet y otros, del periodista Fernando Villagrán, autor de varios
escritos relacionados con la dictadura y sus fechorías. Disparen a la bandada se publicó por primera vez en 2002 y esta
segunda edición –que coincide con los 40 años del golpe de Estado de 1973- está
revisada y ampliada. Villagrán narra su propia experiencia, como prisionero
político e investigador, a contar del bombardeo a La Moneda hasta nuestra
época. El libro da cuenta, por ejemplo, de las diferencias dentro de la FACH
entre los oficiales leales a la Constitución y los aviadores golpistas, cuyos
crímenes aún no son conocidos en toda su dimensión por el público general. Esto
debido, principalmente, a la desinformación y manipulación de la prensa escrita
afín al pinochetismo, donde ha llevado la batuta el diario El Mercurio. Uno de los peores centros de tortura de la FACH fue la
Academia de Guerra Aérea (AGA). Muchos suboficiales de la fuerza aérea fueron
hechos prisioneros por sus compañeros golpistas, y los oficiales de alto rango,
como se cuenta en el libro, “con varios de ellos compartieron momentos de
tortura cuando sus verdugos no hacían distinción entre los grados de los
prisioneros. Así como el general Poblete había presenciado la muerte del
suboficial Rafael Reyes Gajardo en la AGA, el capitán Jorge Silva fue testigo
del balazo de un fusil Mauser que mató al cabo José Espinosa Santis en la
Academia Politécnica Aeronáutica y que disparó un alumno de la Escuela de
Especialidades encargado de vigilar a los prisioneros mantenidos durante todo
el día sentados frente a una muralla. Allí los presos eran identificados por un
número, desapareciendo la diferencia de rango, en una medida destinada
especialmente a humillar a los oficiales”.
jueves, septiembre 26, 2013
Disparen a la bandada
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