Independiente de las distintas opiniones sobre el proceso para elegir a los convencionistas que redactarán la nueva Constitución, nacido de una componenda política, debemos tener claro que este proceso es lo que hay, y, por lo tanto, el que decidirá el futuro del país. La elite, aprovechando la propiedad de los medios masivos de comunicación, sobre todo la TV, han impuesto, en el imaginario colectivo, que la convención es una Asamblea Constituyente democrática donde el pueblo elegirá libremente a sus representantes a través de una votación informada. Falso. La elección de convencionistas, debido a su estructura, favorece a las alianzas políticas formadas por los partidos políticos. Y es por esa razón que usted puede ver a la derecha pinochetista en pleno, encabezada por la UDI y el partido neonazi de José Antonio Kast, que votaron por el rechazo, aspirando a obtener escaños en la convención, promoviendo mentiras sobre mentiras. Por otro lado, está la Concertación y sectores del Frente Amplio, que como dice la canción de Víctor Jara, “no son ni chicha ni limoná”, “se lo pasan manoseando/ caramba zamba su dignidad”, aunque claro, poco les importa la dignidad cuando brilla el oro o la voz del amo los llama a terreno.
Para que exista realmente una nueva Constitución y no sigamos siendo esclavos del republicanismo portaliano, aderezado de pinochetismo desde el golpe de Estado de 1973, la Constitución de 1980 debe ser extirpada de raíz. Chile necesita una Constitución que nos haga libres, no que perpetúe la esclavitud social, laboral y económica impuesta por la oligarquía empresarial y transnacional. Para que esto ocurra, y dadas las condiciones en que el proceso eleccionario se desarrolla, la única opción, bajo tales circunstancias, es que quienes quieren realmente un Chile libre acudan en masa a votar por los candidatos que realmente quieren extirpar la Constitución del pinochetismo, y no por aquellos candidatos conciliadores y que solo privilegian acuerdos con la derecha. El asunto no tiene dobles lecturas, para que una nueva Constitución nos haga libres y soberanos, debe contener los siguientes puntos básicos, de lo contrario nada cambiará:
·
Que la Constitución defina la
democracia chilena como “el gobierno del pueblo para el pueblo y por el
pueblo”.
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Declarar el agua y la
electricidad como bienes elementales para la sobrevivencia humana y con los
cuales no se puede lucrar, pues son derechos inalienables de todos los
habitantes de Chile; por lo tanto, el Estado debe velar que obligatoriamente
así sea.
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Recuperación de todas las
empresas estatales privatizadas.
·
Fin del senado y cámara de diputados
para dar paso a una Asamblea Nacional Legislativa (unicameral).
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Declarar el derecho a la
vivienda y educación como derechos inalienables de todos los habitantes de
Chile; por lo tanto, el Estado debe velar que obligatoriamente así sea,
incluida la gratuidad cada vez que sea necesaria sin mayor trámite.
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Pena de muerte inmediata para
traficantes, femicidas, pedófilos, violadores, rapto, torturadores, genocidas y
todo crimen que implique asesinatos.
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Fin de las AFP e indemnización,
por parte de sus dueños, a los cotizantes.
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Fin a las concesionarias de
autopistas y carreteras (fin del Tag).
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Declarar el plebiscito como el único
acto democrático para resolver cualquier asunto que incumba a todos los
chilenos, ya sea relacionado con lo jurídico, económico, legislativo u otro.
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Declarar la eutanasia, el
suicidio asistido y el aborto como derechos personales e inalienables de todos
los habitantes de Chile, siendo obligación del Estado asistirlos con los medios
necesarios y gratuitos para su ejecución.
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Declarar a Chile como una
República multinacional.
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Fin del Tribunal Constitucional
y reemplazarlos por el Plebiscito Popular.
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Instaurar el plebiscito
revocatorio para todo cargo de elección popular.
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Declarar el pinochetismo y
cualquier defensa, justificación o propaganda pública, que enaltezca o avale la
dictadura cívico-militar, fuera de la ley, siendo condenados, quienes la
trasgredan a cinco años de cárcel de manera inapelable y efectiva, sin derecho
a beneficio alguno.
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Fin a la “irreprochable conducta
anterior” cada vez que se juzgue un delito.
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Salud pública, y de calidad,
gratuita para todos los chilenos.
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Recuperación de todos los
recursos naturales en manos de privados, ya sean chilenos o extranjeros.
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Fin de las Isapres.
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Obligación del Estado de
reindustrializar el país y mantener esa política como una política permanente
en el tiempo.
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Fin a los sueldos millonarios
de la Corte Suprema.
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Reestructuración de Carabineros
y Fuerzas Armadas.
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Fin a todos los privilegios
tributarios, económicos y sociales de la Iglesia, sea de la religión que sea.
·
Devolución de todas las tierras
robadas a los pueblos originarios.
Esto para empezar…